La trata de personas es un delito
tipificado en todos los países del mundo, sus víctimas son hombres, mujeres, niños y adolescentes de
todas las edades, una de ellas fue Paula, una joven colombiana que por la
necesidad y desconocimiento cayó en estas redes, conoce su caso y compártelo con
tus familiares y amigos luego de leer la siguiente nota.
De acuerdo con datos de la Procuraduría
General de la República de México, citados por el periódico El Economista
en 2017, en el país americano existen 47 grupos de delincuencia organizada
involucrados en la trata
y tráfico de personas, con fines de explotación sexual y
laboral. Uno de ellos es el responsable de la desdicha de una colombiana que,
bajo falsas propuestas de trabajo, se vio obligada a ejercer la prostitución.
Todo comenzó en Colombia. Paula, una
joven mujer madre de un niño, fue contactada por un hombre. No tenía mal
aspecto o parecía peligroso, por el contrario, se portó amable y simpático: le
contó que en México, donde había vivido algunos años, valoraban el trabajo de
los colombianos. Le prometió que allí podría llegar a conseguir un empleo muy
bien remunerado con ayuda de sus contactos. Una oferta llamativa para una joven
con un futuro incierto y deudas por pagar. Como él lo esperaba, no le costó
mucho tiempo ni esfuerzo convencer a Paula de viajar al exterior.
A través de un préstamo del hombre, la
joven logró financiar su pasaporte y tiquetes aéreos. Se despidió de su familia
y tomó un nuevo rumbo. Una vez llegó a México, fue llevada a un club nocturno,
comprendió la realidad: no había trabajo de mesera, recepcionista o bailarina,
de hecho, no había trabajo alguno, dinero o calidad de vida. Se había
convertido en una de las 4,8 millones de víctimas
de explotación sexual que reportó esta nación en 2016, según
información de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Este delito no contempla fronteras ni
género, sin embargo, se
estima que el 93% de víctimas en México son mujeres, niñas y adolescentes, por
lo que el asunto es considerado violencia de género.
La rutina de Paula se tornó tortuosa.
Era obligada a “trabajar” durante doce horas al día, el pago por el alquiler de
su cuerpo era propiedad de sus tratantes, quienes le exigían 450 dólares
semanales hasta completar 12 millones de pesos, el supuesto monto de la deuda
adquirida con su viaje. Los integrantes de la red de trata la vigilaban
frecuentemente, cuando no podían hacerlo en persona, la llamaban al
establecimiento nocturno para asegurarse de que continuara allí.
El hombre que la había contactado meses
antes residía en Colombia, conocía a su familia y la casa en la que vivían. Así
que ella creía en la veracidad de las amenazas sobre lastimar a sus seres
queridos. Sin embargo, cansada de meses de abusos físicos y de esclavitud
sexual, no dudó en escapar cuando la oportunidad se presentó.
Su refugio era la casa de una amiga que
conoció en el club, con su ayuda logró conseguir el dinero para volver a su
país, pero el tormento no acabó, pues las amenazas persisten, ahora es su
familia quien las recibe. Por ello, tomó la decisión de denunciar
la trata de personas de la que fue víctima. Con el apoyo de las
autoridades, busca que detrás de la fachada de club nocturno, se vislumbre el
delito que ha vulnerado los derechos humanos de miles de personas alrededor del
mundo.
México es uno de los principales
destinos de explotación en el exterior,
de acuerdo al sistema de información de la Fiscalía General de la Nación de
Colombia. Algunas de las ciudades de alta incidencia son Tijuana, Mexicali,
Nogales, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Matamoros, Cancún, Tapachula, Acapulco,
Puerto Vallarta, Veracruz, Oaxaca y la capital, Ciudad de México.
La magnitud de este flagelo no puede
medirse con exactitud, tampoco la cantidad de mujeres, hombres y niños que se
han visto involucrados como víctimas, ya sea de explotación sexual, trabajo
forzoso, mendicidad ajena, servidumbre, matrimonio servil o extracción ilegal
de órganos. La trata
de personas en Colombia y el mundo es un delito que requiere la
atención y acción de todos. Comparte este testimonio, informa a quienes te
rodean sobre la realidad y mantente alerta, pues nadie está exento de
convertirse en víctima. Te invitamos a reportar los casos que conozcas y las
sospechas que tengas, una llamada a la línea 122 o 01 8000 52 2020 puede salvar
vidas.
Articulo tomado de Eso es Cuento
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