La
prostitución, un flagelo que vulnera los derechos humanos de aquellas personas
que la ejercen por consentimiento y por quienes son obligadas a hacerlo
mediante el delito de trata de personas, cuyo fin es la explotación sexual. Aunque
en dos escenarios distintos tiene los mismos protagonistas: víctimas,
explotadores y prostituyentes, conoce por qué en la siguiente nota.
Las
situaciones de prostitución se remontan a los años previos a Cristo. Desde hace
incontables siglos, esta práctica ha aquejado a mujeres, hombres, adolescentes
y niños alrededor del mundo. En ocasiones, puede entenderse como una condición
voluntaria o un oficio, sin embargo, detrás de gran parte de los escenarios de
prostitución, se oculta el delito de trata de personas.
La
prostitución en Colombia no es ilegal, tampoco está penalizada ni ofrece un
marco jurídico en la protección de los derechos de las personas en esta
situación. Relacionarla con la trata de
personas es, de hecho, ampliamente controvertido en la sociedad,
pues para algunos ciudadanos, sobre todo para los demandantes, la prostitución
se constituye como un ejercicio legítimo que permite a las mujeres, hombres y
niños ganar un sustento económico.
La
cuestión principal es determinar si las situaciones de prostitución son
voluntarias o, por el contrario, es una fachada de comercio y trata de personas
con fines de explotación sexual, un
flagelo que atenta contra los derechos humanos de las víctimas, su vida y
dignidad.
Para
los explotadores:
Explotador,
tú que te lucras de la prostitución ajena y tú que pagas por utilizar
sexualmente a las personas, no creas estar haciéndole un favor a las víctimas
sumergidas en una cotidianidad de violencia y abusos, porque la verdad es que
eres parte de la vulneración de sus derechos fundamentales al trato respetuoso
y no degradante, a su intimidad personal y a la libertad para elegir sobre su
vida.
Tu
ambición por el dinero y tu deseo por satisfacer los placeres más íntimos del
cuerpo, son las causas de origen de un negocio que ha trascendido fronteras y
desemboca en el sexo a costa de la libertad, integridad, bienestar y voluntad
de miles de niñas, niños, adolescentes y adultos. ¿En dónde queda el
remordimiento? Tus acciones inescrupulosas destruyen la dignidad humana y dejan
secuelas físicas, emocionales y psicológicas atroces en la vida de las
víctimas.
Proxeneta,
has transgredido la Constitución Política de Colombia que estable la
prohibición a “la esclavitud, la servidumbre y la trata de seres humanos en
todas sus formas” (Artículo 17). Camuflar la trata como prostitución es un modo
de esclavitud
sexual moderna, que ha ultrajado a más de una persona, a
incontables víctimas de todos los géneros, edades y nacionalidades.
Prostituyente,
tu dinero y demanda por servicios sexuales es la principal razón del éxito de
las redes de trata en contextos de “prostitución”. Eres quien estimula la
captación de personas y su posterior victimización, aún más, cuando las agredes
no solo sexualmente, sino físicamente. ¿No te das cuenta de su situación de
vulnerabilidad?
Las víctimas
de trata de personas son arrebatadas de su voluntad, obligadas a
consumir alcohol y drogas, expuestas a enfermedades de transmisión sexual y
lastimadas de múltiples maneras. Ustedes, explotadores, son responsables de un
sinfín de violaciones a los derechos humanos universales. Son los instigadores
de un delito cruel que victimiza principalmente a niñas y mujeres.
Para
las víctimas y comunidad:
Denuncia.
Si ya no eres parte del flagelo o conoces a mujeres, hombres y niños que puedan
sufrir este delito, contáctanos y únete a la lucha contra las redes de trata.
Tu participación es importante para salvar la vida de las víctimas y alertar a
la comunidad. Puedes comunicarte con nosotros a través de las líneas gratuitas
y confiables 122 o 01 8000 52 20 20.
Articulo tomado de Eso Es Cuento
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