La trata y el tráfico de personas son términos que suelen ser empleados como sinónimos, pero que, en realidad, son dos delitos diferentes. En esta nota te explicamos cómo diferenciarlos.
La trata de personas, por un lado, se refiere al acto de captar, trasladar, recibir y acoger a un ser humano con fines de explotación, para obtener un beneficio propio o para un tercero. En este proceso los tratantes recurren al maltrato, las amenazas, el engaño, el abuso del poder y la comercialización de mujeres u hombres de todas las edades y condiciones sociales.
Por otra parte, el tráfico de personas es el traslado y entrada ilegal a un territorio distinto al nacional a petición de la persona traficada. Generalmente el tráfico de personas culmina una vez se haya cruzado la frontera, contrario a los casos de trata de personas.
Para entender a cabalidad estos fenómenos ilegales, en Eso Es Cuento reunimos cinco aspectos que marcan la diferencia entre la trata y el tráfico de seres humanos:
La transnacionalidad: Tanto la trata de personas como el tráfico humano implican algún tipo de traslado, sin embargo, el tema de la existencia de fronteras se configura como una diferencia.
En la trata de personas, la víctima es movilizada a nivel local, regional, nacional o internacional, mientras que el tráfico se da siempre de manera transnacional, con la entrada a territorios distintos del país de origen. Lo que conlleva, por supuesto, a traspasar zonas fronterizas, en muchas ocasiones, de carácter continental.
Finalidad del delito: El fin principal de las redes de trata y tráfico de personas es lucrarse de manera ilícita a costa de la integridad humana. Los fines específicos difieren en cada uno de los casos.
Para las bandas de trata, la finalidad esencial es explotar laboral o sexualmente a la víctima por un periodo de tiempo sostenido, para así cobrar el dinero producto del abuso. En el tráfico, el fin es llevar a la persona traficada al país de destino y lograr su entrada con el uso de documentación falsa u otro tipo de métodos.
Carácter del delito: La trata de personas es considerado un delito, tipificado por la ley Colombiana (Ley 985 de 2005, Artículo 188 A), que atenta contra la dignidad y los derechos humanos de las víctimas, contra su bien físico y mental. La explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, por ejemplo, es una experiencia que condiciona el pleno y tranquilo desarrollo de la infancia o el paso a la adultez.
Ahora bien, aunque el tráfico es también riesgoso para la vida y salud de las personas que pretenden ingresar de manera irregular a un territorio internacional, se considera una falta al orden migratorio.
Trato a las víctimas: Las condiciones en las que ocurre la trata de personas suelen ser crueles. Desde el momento del engaño hasta el del sometimiento, algunas de las situaciones a las que se exponen las víctimas son la privación de la libertad, del contacto con familiares y la esclavitud. En todas las finalidades de trata, estos principios se mantienen, ya sea por explotación de orden sexual, servidumbre, matrimonio servil o extracción de órganos.
En el tráfico humano los malos tratos y circunstancias de vulnerabilidad son habituales, pero temporales, hasta que llegan a su destino. Cabe recordar, que algunas víctimas de tráfico pueden también convertirse en víctimas de trata de personas, perder la libertad y ver su voluntad doblegada.
Contacto con las redes: El extranjero es para muchos el lugar para hacer realidad sus sueños y construir una vida mejor, por ello emprenden caminos riesgosos que ponen en manos de redes de tráfico, su contacto es voluntario. Ellos suelen buscar al traficante y pagar por su entrada ilegal a otro país.
Ahora bien, para las víctimas de casos de trata, el primer acercamiento es, frecuentemente, hecho por un captor que rapta o emplea estrategias como ofertas laborales y promesas amorosas frente a personas en estado de vulnerabilidad. Los integrantes de la red de trata llegan a costear el viaje de sus víctimas y justificar su posterior prostitución, u otro tipo de explotación, como la manera de cubrir sus deudas.
Aunque sean cinco las diferencias que existen entre el delito de trata de personas y el del tráfico, siempre hay un punto en común entre estas prácticas ilegales, las heridas físicas y secuelas emocionales que dejan en la vida de las víctimas.
Articulado tomado de #EsoEsCuento
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